14 de abril de 2010

un color, un matiz, el blanco


Tanto empezar y siempre acababa borrándolo todo, renunciando a ponerle nombre, poner el lápiz en el papel y cerrar con carbón tu silueta, cuando en el folio en blanco ya estabas: Gabriel te veía, y tú también a él.

Esta fue una más. Gabriel borró todo lo que ya había escrito, y solo dejo el blanco que sigue para decirte todo lo que debías saber. Luego siguió jugando a sentir sin ser descubierto.

Gabriel tenía sed, y sin saberlo tú eras el agua.

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