9 de marzo de 2010

el abecedario


A B C D E F G H I J K L M N Ñ O P Q R S T U V W X Y Z

27 letras que unen un camino con un principio marcado por la A y un final marcado por la Z, como el alfa y omega del abecedario griego. Para Gabriel ese camino también empezaba por unos trazos de un lápiz que tuvieron hace unos días un significado algo diferente, pasaba de ser una sola letra a una inicial, de una inicial a un nombre, de un nombre a una persona, una persona que a veces puede llegar a dejarte sin palabras … pero empecemos por el principio y no por el final de esta aventura.

Hace ya varios meses que esa inicial trazada entró sin llamar a la puerta en la vida de Gabriel, una inicial que compartía comienzo con una ciudad, la ciudad en la que los trazos de la letra A se unieron a los de la G saltándose las correlativas entre ambas como si fueran dos niños jugando al juego de la oca o al parchís. En ese primer contacto Gabriel estaba muy perdido, es en lo que podía desembocar intentar controlar todo, y a veces eso es prácticamente imposible, por eso mismo el pequeño G estaba desconcertado sin tener un claro esquema sobre como era o como podía actuar la persona que tenía delante, desconcertado sin saber si todo esto le iba a llevar a buen puerto o lo ayudaría a naufragar. Pero esta vez los vientos llevarían el velero a atracar en un lugar desconocido quizás, una gran isla desierta se abría ante Gabriel esperándole para ser conocida, para ser atravesada a través de su densa selva. Se dio cuenta que tenía delante a alguien a quién tardaría en conocer, tenía delante una isla con muchos recovecos por inspeccionar, tenía delante los trazos de una letra, la letra A que darían mucho de sí para Gabriel. Él lo sabía, sabía que tenía que trazar un fuerte mapa, sobre un fuerte papel, sobre una fuerte y esperaba que duradera isla.

Noche tras noche, día tras día, si hay algo de lo que Gabriel se está dando cuenta es que cuando todo acabe, cuando este regalo de 9 meses llegue a sus últimas horas, cuando el mar vuelva a estar de nuevo en calma como cualquier arroyuelo de la campiña, Gabi cogerá de nuevo su velero y se irá lejos, muy lejos, pero aunque miles y miles de metros los alejen, aunque un puñado de letras los separen, esa A estará más cerca de lo que todos creen de esa G, será como si B C D E F hubieran dejado de existir en el abecedario.

Hace unos días, en una fecha muy señalada de marzo, el pequeño Gabriel iba camino de encontrarse con una gran pececilla, con una persona pirracional, una persona difícil quizás de conocer, pero nadie dijo nunca que todos los caminos que llevan hacia lugares desconocidos estuvieran lisos y sin piedras. El pequeño Gabi apostó fuerte y ganó, ganó el estar ahora mismo en un lugar impresionante en el que todos los problemas se hacen míseros, en un lugar donde puedes abrir las puertas de todos tus secretos, en un lugar impenetrable que esa A y esa G han sabido construir como si fueran castillos de cartón, castillos visualmente fáciles de echarlos abajo, pero fuertes y duros como la misma roca.

Saliendome un poco por una vez de estos escritos en los que yo solo soy un mero narrador, alguien sin más que intenta acercaros hacia el último ápice de las sensaciones y sentimientos de un personaje como es Gabriel. Por eso con esta entrada decirle una cosa a una persona muy especial para mí … FELICIDADES A. … felicidades por hacer llegar tu tinta a las hojas en blanco de Gabriel, hojas en las que muy poca gente sabe como jugar con las letras del abecedario para poder ensuciarlas. Una última cosa, GRACIAS por ser como eres, y espero que sigas cumpliendo más primaveras.