17 de febrero de 2010

los sueños sueños son


¿Por qué esos sueños? … irrealidad … subjetividad … ¿Por qué pasa esto? … ¿Cuánto tiempo debería esperar para que todo eso no volviera a rondar el presente?

Hace ya tantos años, y todo parece como si Gabriel hubiera pasado por esto hace tan solo algunos meses, aunque el reflejo sí que había cambiado un poco.

“…Una habitación envuelta por cuatro paredes profundamente azules ligadas a una serie de muebles viejos y austeros. Una luz destelleante. Recuperó la vista a los segundos y de repente aparecieron unas personas como ausentes en sí mismas, todas menos una. Solo hizo falta una mirada para que se entendieran, tan solo una conexión a través de los ojos, algo tan mínimo pero a la vez con tanto significado para ellos, no hacía falta nada más para los dos, esa mirada era lo que tanto anhelaba, esa mirada que llegaba a su fin con un sello, un simple beso…”

RINGGGGGGGGGGGG … fuck ! … fue la primera palabra que pasó por la mente de Gabriel cuando escuchó el sonido del teléfono, fue la primera palabra que pasó por la mente de Gabriel cuando su cuerpo volvió a abrir los ojos como cada mañana. Parecía todo tan sumamente real, como si años pasados se hubieran esfumado, como si el pasado fuera presente, pero el pequeño Gabriel sabía que las máquinas de retroceso en el tiempo solo existían en las películas, y sobretodo en sus sueños; SUEÑOS, eso era lo único que le quedaba para volver a su realidad, porque quien es capaz de negarle a Gabriel que cada uno tiene su propia realidad cuando se duerme.

Gabriel se estaba dando cuenta que no era tan simple el hecho de haber soñado con esa mirada que hacía años que no sentía. Ha estado varios días intentando buscar un significado lógico a todo ello, un significado lógico a un sentimiento ilógico. Excusas fue lo que estuvo buscando, excusas para no admitir lo que quizás su cuerpo le quería mostrar, un sentimiento que creía muerto hacía ya mucho. El pequeñajo G, empezaba a entender que aunque se sierre un árbol del jardín, a veces las raíces siguen estando bien nutridas por la tierra.

Era lunes, y tras un ajetreado fin de semana, tras una ajetreada noche, tras un ajetreado sueño, una llamada telefónica hizo pasar a Gabriel de una realidad a otra, de su realidad a su presente. No estaba prestando atención a las palabras auditivas que procedían del auricular del teléfono, él solo estaba centrado en sus pensamientos, en su porqué, en su sueño, en el resurgimiento de las cenizas de su propio fénix … Gabriel seguía soñando despierto.

16 de febrero de 2010

el camino hacia el mundo de Oz



Gabi, Gabri, Gabriel, ... tres nombres a los que el pequeño Gabriel al escucharlos responde con un "ME LLAMAN". Esa mañana escuchó el susurro de una voz que los pronunciaba casi los tres a la vez, pero no podía responder, no podía contestar, era su cabeza la que le estaba llamando.

¿...Gabi porqué estás tomando de nuevo este camino...? ¿...Gabriel porqué piensas que vas a toparte de nuevo con la bruja de los zapatos rojos...? ¿...Gabri llegarás alguna vez al mundo de Oz...?

Ese camino de baldas amarillas es por donde camina Gabriel, en el que a veces se encuentra con brujas, con leones, con espantapajaros, con hombres de hojalata, ... personas a veces y personajes otras. Gabriel no podía entender como hay personas que le alegran cada pisada en cada baldosa amarilla, personas que le aportan nuevos adjetivos a su personalidad, y personajes que unas veces se cruzan y no saben que está prohibido pisar y destrozar todas las hermosas flores de las que presume ese camino que lleva a Oz, y otras directamente arrancan las pulidas baldas amarillas hiriendo ese suelo sobre el que danza Gabriel ... ¿¿con qué intención?? ... Gabriel no tiene respuesta a esta pregunta, solo intenta hacer que sean invisibles, tratarlos como fantasmas, como si nunca hubieran existido.

Antes de dejar correr las aguas por el cauce de todos estos pensamientos, Gabriel abrió su bandeja de correo, en el que se encontró una grata sorpresa, un mensaje anónimo aunque con nombre y apellidos, pero este no era una persona sino un personaje de esos que cogen atajos, y sin sentido alguno arrasan todo aquello con lo que se encuentran a su paso, con la intención de ser ese reno que cuando llega la navidad guía a papá noël con su nariz luminosamente roja, pero lo que no sabía ese personaje es que el pequeño Gabriel sigue su propio camino hacia Oz, sin consejos ni advertencias. A Gabriel le encanta tropezar con las piedras valiéndose por sí mismo para levantarse cuando se cae, para él es la mejor forma de aprender.

Pero yo me pregunto que quién le puede enseñar a Gabri que quizás ese ansiado mundo de Oz solo es una historia de ficción y quizás no una realidad, o quién sabe si Gabri lleva la razón ...